La Fisioterapia en edades avanzadas es especialmente útil para procesos en los que la movilidad del paciente está muy afectada. La dificultad en el movimiento, las posiciones mantenidas, y la habitual falta de colaboración, favorecen la aparición de alteraciones físicas que se deben tratar.
Una de las complicaciones más frecuentes que nos encontramos en pacientes que ya no colaboran es la rigidez articular. La movilidad de sus brazos y piernas es tan reducida que las articulaciones se anquilosan. Debido a esto, se establece la característica posición de triple flexión en miembros inferiores. Con el tiempo, se hace imposible movilizar dichas articulaciones, asociado a numerosas complicaciones.
El compromiso circulatorio se ve muy perjudicado y esto conlleva numerosos problemas de salud. El sistema respiratorio también reduce su capacidad de regular el intercambio gaseoso, y se convierte en una de las principales causas de fallecimiento en estos casos.

¿Cuál es el papel de la Fisioterapia en edades avanzadas?
Cuando una persona empieza a perder movilidad, derivada de los procesos de envejecimiento, es importante reducir las complicaciones asociadas. Mientras haya colaboración por su parte, es recomendable enseñarle y habituarle a una rutina de ejercicios adaptados a sus capacidades. Estos serán preferiblemente activos, siendo realizados por el paciente mientras el fisioterapeuta le guía. Si aparecen dificultades en la realización voluntaria, trataremos de hacer ejercicio asistido por el profesional. Esto ayudará a movilizar su cuerpo, aunque no tenga fuerza suficiente por ejemplo. Y si aún así no lo consigue, deberá ser el fisioterapeuta el que realice las movilizaciones de forma pasiva.
Cuando empiezan a aparecer alteraciones linfáticas por la falta de movimiento, es imprescindible realizar habituales cambios de posición de los miembros. Las movilizaciones, el drenaje linfático, las medias compresivas o las botas de bombeo, son herramientas útiles para reducir el estancamiento de líquido. Pero es sumamente difícil para el profesional abordar este problema cuando no se realizan medidas preventivas en el propio domicilio. Por ello, se hace imprescindible hacer partícipe a los familiares en el proceso rehabilitador. Aunque la mayoría de las veces esto no se consigue.
Los ejercicios respiratorios también son importantes, ya que aparecen limitaciones físicas que dificultan el intercambio gaseoso. La correcta eliminación del moco en las vías respiratorias es fundamental para evitar complicaciones fatales. A demás de las posibles infecciones respiratorias, tenemos una disminución paulatina de la saturación de oxígeno en sangre. Y no debemos olvidar que las células y tejidos corporales dependen del oxígeno para su correcto funcionamiento.
Un fisioterapeuta especializado en estos procesos asociados a la edad, debe enseñar al paciente y a sus cuidadores las diferentes alternativas para el cuidado de su salud. Tanto a nivel físico como cognitivo, existen pautas de prevención y mantenimiento de la salud que le pueden ayudar. Aprendiendo a prevenir las posibles complicaciones, disminuiremos los riesgos asociados a este periodo de la vida.

Junto al resto de profesiones de la salud, la fisioterapia es una herramienta fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas en edad avanzada. Y es responsabilidad, tanto del profesional como del propio paciente y sus familiares, hacer lo posible por mantenerla.
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Y recuerda, la prevención es el mejor tratamiento para mejorar la salud y la calidad de vida.