La enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia en la actualidad. Es un trastorno neurodegenerativo caracterizado por el deterioro cognitivo y los trastornos de la conducta. Generalmente aparece a partir de los 65 años, aunque hay casos en los que comienza de forma temprana. La esperanza de vida es de unos 8 años, pudiendo alargarse hasta los 20 en algunos casos.

La causa del Alzheimer aún es desconocida, pese a las numerosas investigaciones que se han ido desarrollando a lo largo de los años. Algunos estudios recientes parecen prometedores. Pero es pronto para confirmar si en unos años conseguiremos entender un poquito mejor a este monstruo de la memoria.

Fases del Alzheimer

  • Preclínica: durante los primeros años no hay evidencia clínica de la enfermedad, pero el cerebro ya va sufriendo algunos cambios.
  • Etapa temprana: la persona es independiente, puede conducir y trabajar, pero empieza a olvidar palabras sencillas o ubicación de objetos. Los familiares empiezan a detectar problemas de memoria o concentración. Periodos de estrés elevado generan los mismos signos, por lo que a veces enmascara la aparición del Alzheimer.
  • Etapa media: es la fase más larga, puede durar muchos años. La persona va requiriendo más ayuda y presenta cambios de humor y de conducta. Las lagunas de memoria se hacen más evidentes en esta fase.
  • Etapa final: la comunicación y la interacción con el entorno son mínimas, perdiendo prácticamente la capacidad de respuesta y de conversación. En ocasiones se pierde casi completamente la función motriz, lo que acaba afectando al deterioro de su cuerpo, pasando a ser completamente dependientes.

Factores de riesgo en la enfermedad de Alzheimer

  • Genética: son raros los casos en los que un gen determinante es la causa de su aparición, pero sí que se asocia una mayor predisposición a padecerlo si se aparecen los llamados genes de riesgo con otros familiares que han sufrido la enfermedad. No obstante, no está considerado como enfermedad hereditaria.
  • Edad: es el principal factor de riesgo, a partir de los 65 años va aumentando el riesgo de padecer Alzheimer. Aunque tampoco es determinante, ya que muchas personas llegan a edades muy avanzadas con sus capacidades cognitivas mantenidas.
  • Enfermedad cardiovascular: algunas investigaciones relacionan el mal estado del corazón y vasos sanguíneos con la enfermedad de Alzheimer.
  • Lesión cerebral traumática: hay estudios que relacionan estas lesiones traumáticas de moderadas a graves con la aparición de esta enfermedad.

Neurorrehabilitación y ejercicio terapéutico para el tratamiento del Alzheimer

Si bien es cierto que hoy en día no existe una cura para esta enfermedad, los investigadores continúan buscando nuevas formas de tratamiento, a través de diferentes terapias farmacológicas. Actualmente, junto a la detección precoz de un caso, existen tratamientos que ayudan a ralentizar el avance de los síntomas.

Así mismo, también existen evidencias científicas de los beneficios de tratamientos no farmacológicos, como la fisioterapia y la estimulación cognitiva, que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas que padecen Alzheimer.

  • Neurorrehabilitación: su objetivo se centra en la estimulación cognitiva y funcional del individuo, adaptando el tratamiento siempre a su estado y capacidad.
  • Ejercicio terapéutico: se centra en el movimiento y su objetivo es tanto mejorar o mantener el mayor tiempo posible la capacidad motora como la funcionalidad del paciente.

En el abordaje fisioterápico del paciente con Alzheimer, se combinan ambos principios. Ofreciéndole así una alternativa funcional al avance de su enfermedad en fases iniciales e intermedias.

Las terapias han de ser adaptadas siempre a cada persona y a cada estado dentro de su proceso de enfermedad. Es importante que sea un especialista el que lleve las sesiones y programe, junto a la familia, un protocolo de actuación en fisioterapia totalmente personalizado. Ambos métodos de tratamiento son ideales para el trabajo con personas con Alzheimer.

En nuestra clínica FisioPatraix ofrecemos asesoramiento y tratamiento para personas con enfermedad de Alzheimer. Incluidas las fases más avanzadas que requieren desplazamiento al domicilio.

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Por Alma Paula Aranda Canet

¿Qué es el suelo pélvico?

Se llama suelo pélvico al conjunto de estructuras musculares y aponeuróticas que tapizan la pelvis. Su función principal es la de sostén de las vísceras pélvicas y el control de esfínteres. Interviene también en el control de la continencia y en la reproducción y función sexual.

¿Cómo afecta el running al suelo pélvico femenino?

Correr es una actividad de impacto, notándose este efecto no solo en miembros inferiores, el suelo pélvico también sufre las consecuencias de esta actividad. Su efecto es beneficioso, ya que estimulamos el tono muscular y lo mantenemos activo. Pero si no se trabaja de forma consciente y adecuada, correr puede ser un mal aliado para nuestra salud perineal. Las consecuencias más habituales, derivadas de la actividad física de alto impacto en mujeres, es la aparición de incontinencia urinaria o prolapsos.

¿Qué son la incontinencia urinaria y los prolapsos?

En este caso, el tipo más frecuente de IU que aparece es la llamada ‘de esfuerzo’, debido principalmente a un debilitamiento de la musculatura perineal por diferentes factores. Se trata de una pérdida de orina tras la realización de esfuerzos que generan presión abdominal. Pueden aparecer en actividades de alto impacto, pero si no se tratan correctamente terminan originando escapes de orina con variaciones de presión suaves, influyendo en gran medida en las actividades de la vida diaria.
El prolapso es la distensión o caída de órganos internos, debido a la debilidad muscular asociada que se origina en el suelo pélvico.

Los factores del running que más influyen en su estado:

  • Superficie de carrera: cuanto más duro sea el suelo que pisamos, mayor impacto generamos sobre nuestro suelo pélvico.
  • Frecuencia de entrenamientos: correr muy a menudo aumenta el impacto continuado.
  • Duración de carrera: largas distancias de carrera pueden fatigar la musculatura perineal, debilitándola.
  • Intensidad de la actividad: cuanto más intensa es la carrera, más impacto generamos.
  • Embarazos, partos o alteraciones previas del suelo pélvico: el estado de las estructuras implicadas serán determinantes para la influencia del running en su musculatura y funcionalidad.

¿Cómo fortalezco mi suelo pélvico para evitar IU y prolapsos?

  • Realizando ejercicios específicos de fortalecimiento de la musculatura perineal de forma regular, como hipopresivos o ejercicios combinados.
  • Usando material específico para trabajar el suelo pélvico, como conos o pesas vaginales, etc.
  • Manteniendo una vida sexual activa también favorecemos el estado de nuestra musculatura.
  • Recurriendo a electroterapia perineal combinada, en caso de no remisión de los síntomas tras su rehabilitación, o si se desea recuperar más rápidamente.
  • Cambiando los hábitos que influyan negativamente en el desarrollo de la IU.

Pregúntale a tu fisioterapeuta, o consulta en nuestra clínica a profesionales especializados.

El 80% de las mujeres presentan incontinencia a lo largo de la vida.
La mayoría de ellas podrían remitir sus síntomas de forma rápida y sencilla.

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En este rinconcito de nuestra web, os iremos informando de temas de interés y actualidad sobre fisioterapia y salud.

No te pierdas nuestros consejos para mejorar o mantener tu calidad de vida. Con información actualizada sobre sintomatología, tratamientos o prevención, pondremos a tu disposición herramientas útiles para tu salud y la de los tuyos.

Pon tu salud en buenas manos, y disfruta de la vida.

Alma Paula y Fernando.